La Casa Miranda Santos, de Álvaro Siza



A principios de 1960, el arquitecto portugués Álvaro Siza diseñó la casa de una escritora en Matosinhos, Oporto. Desde entonces, y a pesar de que esta misma casa haya sufrido diferentes cambios de propietario, Siza continúa siendo el arquitecto encargado de todas sus reformas y de cómo amueblarla. En la actualidad, debido a circunstancias externas, la casa cumple los requisitos para poder ser considerada como un museo del arquitecto.

Los dueños de la casa
La escritora Luisa Ferreira da Costa encargó al joven Álvaro Siza, en 1962, proyectar una casa en un denso vecindario de muy pequeñas parcelas. Da Costa buscaba privacidad y retiro, además de requerir una luz tenue e indirecta, adecuada para la escritura. Siza respondió con una casa de dos alturas, con claraboyas por las que entraba la luz cenital, y con unas fachadas que tenían diminutas ventanas con la única función de ofrecer vistas que sirviesen de puntos de orientación y referencia. También hizo uso de la arquitectura tradicional usando cubiertas a un agua, de teja árabe, y muros portantes de granito, enfoscados y pintados de blanco. El resultado fue una simplicidad de volúmenes que, a su vez, quedaban potenciados por una meticulosa elaboración de los detalles constructivos de las gruesas carpinterías de madera al natural.
La casa cambió de dueño en 1987. Como reacción a la tenue luz de los lucernarios, el nuevo propietario, Miranda Dos Santos, encargó a Siza reformas consistentes en abrir y ampliar las pequeñas ventanas. Estas aberturas fueron realizadas de forma diferente a la construcción original. Como si se tratase de anotar la evolución del arquitecto, surgieron como nuevos materiales y acabados unos bastidores de madera pintados en blanco, encajados en marcos de mármol blanco.
Poco después la casa pasó a ser propiedad del hijo de Santos, un ingeniero que también pidió a Siza que continuase trabajando con la vivienda pero, esta vez, diseñando todo su mobiliario. Ésta no fue una petición de objetos 'artísticos', sino una necesidad de ver cumplido un proceso de diseño.

La transformación de la casa
Durante este largo periodo de cambios de propietarios, Siza ha ido adquiriendo reconocimiento internacional debido a un largo listado de magníficas obras, ha impartido clases en numerosas universidades, expuesto su trabajo en casi todo el mundo, y recibido los premios más prestigiosos. Por todo ello, es difícil poder imaginar la gran dificultad del último propietario de la casa para conseguir su anhelada terminación de la misma. Durante años el hijo de Santos tuvo la determinación de perseguir, literalmente, a Siza; hasta el punto de reconocer su "extraordinaria, e incluso excesiva, admiración por el arquitecto y su obra". Acompañó al arquitecto en el recorrido que hace desde su casa al trabajo, o incluso lo llevaba y recogía del aeropuerto, todo ello para poder obtener en el trayecto un boceto, una idea, una corrección o su aprobación.
Álvaro Siza ya ha diseñado para esta casa un interminable repertorio de mobiliario: Lámparas de acero para paredes (con una versión de suelo), una lamparilla de mesa con pantalla de madera curvada, una mesa de cristal con el borde de madera, varias cómodas de madera de cerezo con tiradores que se esconden automáticamente debido a unos contrapesos en su interior, aparadores con laterales de mármol claro que contrasta con los frentes acabados en caoba, una mesa redonda de mármol con el pie central de acero, sillas de tres patas y asientos ahusados para una mejor disposición en torno a la mesa redonda, un escritorio con vitrinas para libros, una lámpara de pared lograda al curvar una hoja de madera, una lámpara que tiene de pantalla un disco de mármol traslúcido, un cabecero de una cama con cajones, un tocador, una lamparilla con una bombilla desnuda junto a una chapa de acero inoxidable, diversas mesitas de noche, una colección completa de accesorios para el baño, llegando incluso a diseñar dos tipos de llaves para puertas y armarios.
Hoy día casi todos estos muebles están siendo producidos en serie, han alcanzado gran popularidad y ocupan su lugar en museos del diseño. Debido a su reproducción, lo que fueron soluciones directas para el mobiliario de la casa Miranda Santos se han convertido en prototipos originales; una nueva condición que invita a entender la casa como un museo de muebles de Siza expuestos en su propia arquitectura. De hecho, como si se tratase de una muestra retrospectiva, retratos a distintas edades del arquitecto nos saludan en la visita.

Pie de fotos.
a. Casa Luisa Ferreira da Costa del joven Siza, en 1962. (Fotógrafo: Álvaro Siza)
b. Planta de la vivienda reformada según el encargo de Miranda Dos Santos en 1987.
c. Las distintas aberturas en los blancos muros son muestras de la evolución en la arquitectura de Siza. Fotógrafo: Luis Ferreira Alves
d. Aunque los encargos de mobiliario para la casa Miranda Santos finalizaron en 1996, su propietario ha continuado adquiriendo más diseños del arquitecto; como el espejo Álvaro, el cenicero Havana, o la chaise-longue de jardín. Fotógrafo: Luis Ferreira Alves
e. Llaves para puertas y armarios.
f. Vista del corredor con el mobiliario y la foto del arquitecto. (Fotógrafo: Luis Ferreira Alves)
g. En la última foto que conocemos de la casa, un retrato reciente de Siza (n. 1933) preside el salón. (Fotógrafo: Alessandra Chemollo).