Casa en Lège, de Anne Lacaton y Jean Philippe Vassal




Una pareja de hermanos, que poseían un terreno en la costa atlántica francesa, encargó a los arquitectos Anne Lacaton y Jean Philippe Vassal la construcción de una casa para pasar allí sus vacaciones. El encargo incluía el deseo de que el proyecto respetase el máximo de los 46 árboles de 30 metros y de más de 80 años que crecían en el lugar. El resultado fue como si se hubiese hecho realidad el sueño de todo niño de tener una casa en los árboles.

El paisaje
Situado en Lège, al oeste de Burdeos y frente a la reserva natural de la bahía de Arcachon, el terreno era uno de los últimos que aún quedaban sin construir. Consistía en dunas cubiertas de arbustos, mimosas y pinos, organizadas en montículos que se elevaban hasta 15 metros y que, bruscamente, descendían hasta la bahía, frente a la Isla de los Pájaros.
A pesar de la juventud de los hermanos, de tan sólo 23 y 25 años, ya habían aprendido a apreciar la belleza y la fragilidad del lugar. Eran conscientes del severo deterioro causado por los vecinos al construir sus casas, ya que todos habían talado árboles y transformado el paisaje de las dunas a causa de los movimientos de tierras, las excavaciones para la cimentación y el levantamiento de muros de bloques de hormigón.
Fue a través del padre, un artista y profesor de artes plásticas de la Escuela de Arquitectura de Burdeos, como los hermanos conocieron a Lacaton y Vassal. A los arquitectos les hablaron de la belleza de aquel lugar donde la familia completa solía ir de picnic durante los meses de verano; un lugar donde ellos, de niños, hacían cabañas entre los pinos. Desde esa primera conversación también les expresaron a los arquitectos su preocupación sobre cómo construir una casa sin estropear el atractivo del lugar, teniendo en cuenta que en la parcela existían arbustos de hasta 3 metros de altura que hacían imposible disfrutar de una vista de la bahía. Es más, de acuerdo con la normativa urbanística, debían retirarse un mínimo de 4 metros desde el linde con los vecinos y 15 metros desde la orilla, lo que significaba que la casa tendría que estar localizada justo detrás de la cima de una duna.

Añadir en lugar de sustituir
Aunque los arquitectos comenzaron reconociendo que, normalmente, lo más agradable es vivir directamente sobre el terreno, Lacaton y Vassal continuaron explicando a los hermanos que el análisis de la situación les llevó a la solución de imaginarse la casa en los árboles; una casa que estuviese flotando sobre el terreno.
A pesar de afrontar un proyecto tan poco convencional, los clientes decidieron confiar en los arquitectos y comenzar las obras. Tan pronto estuvo construida la plataforma, la pareja de hermanos se subió a ella para constatar que no habían errado en la elección del proyecto. Desde los 210 m2 de suelo realizado con placas de hormigón se disfrutaba de una impresionante vista de la bahía.
Para no destrozar las dunas, la cimentación se diseñó con doce micro-pilotes hincados de ocho a diez metros en el terreno. Sobre ellos se montó una estructura metálica galvanizada con soportes de altura variable, dependiendo de las cotas del terreno, pero que permiten el paso bajo la casa. Al igual que en las fachadas laterales, el aislamiento bajo la casa también estaba protegido del entorno marino por planchas de aluminio ondulado. Al estar sus ondas dispuestas perpendiculares a la bahía, el espacio bajo la casa queda iluminado por el aluminio que refleja el resplandor del agua y creándose así un cielo artificial.
Otra consecuencia del estricto respeto por la vegetación existente fue que la casa estuviese atravesada por seis pinos. Para permitir los movimientos provocados por el viento y conseguir la estanqueidad, se utilizó un collar de goma para sujetar los troncos a unas claraboyas. Estas últimas son planchas de Plexiglás atadas al tejado de la casa con cordones elásticos que les permiten seguir el desplazamiento de los árboles. El resultado es que los árboles se confunden con la estructura y se muestran como pilares simbólicos de la vivienda.
En lugar de imaginar una arquitectura que adoptase el paisaje, al construir la casa alrededor de los árboles y los árboles convivir con la casa, la arquitectura y el paisaje se hicieron uno.

FOTOGRAFÍAS: PHILIPPE RUAULT
Pie de fotos.
a. Anne Lacaton (n. 1955) y Jean-Philippe Vassal (n. 1954), arquitectos.
b. Sección y planta de la Casa en Lège (1998). Desde un gran balcón, que actúa como prolongación del salón, se disfruta de una impresionante vista sobre la bahía de Arcachon.
c. Un sistema automático de riego controla la humedad de las dunas bajo la casa.
d+e+f. Los ventanales de los cerramientos de aluminio consisten en planchas onduladas de plástico transparente, excepto en la fachada que mira a la bahía con sus grandes correderas de cristal.
g+h+i. Los arquitectos realizaron un estudio en colaboración con las autoridades francesas de agricultura para asegurar la supervivencia de los pinos que atraviesan la casa.